La exposición permanente del Museo Bolarque repasa la historia de la energía a través de los avances tecnológicos y de las transformaciones en la sociedad y en la industria.

El Museo Bolarque está ubicado en la nave principal de la que fue la primeriza central hidráulica inaugurada en 1910. Su construcción se inició en julio de 1908 y concluyó a finales de año con la instalación de 4 generadores movidos por turbinas de tipo Francis. Cabe destacar que la idea de edificio funcionalista, sumamente lograda, había sido desarrollada unas décadas antes por la escuela de Chicago. Si a ello le unimos el importante cambio de la corriente continua a la corriente alterna y que la producción de energía mediante las centrales hidroeléctricas era de reciente aplicación industrial, podemos comprender el hito de la ingeniería del momento que supuso la antigua central, que además no se emplazó justo al lado de la presa, sino aguas abajo para resguardarla de las avenidas de los ríos Tajo y Guadiela.

La conversión del edificio en museo conservó en gran medida la gran nave, y todas las aberturas de luz, adquiriendo una aurea especial. En su interior la exposición se organiza en dos grandes bloques: el Bolarque tecnológico e industrial, concentrado en la planta baja y el Bolarque humano y social, reservado para el piso superior.

Bolarque tecnológico e industrial

En el primero de los ámbitos, dedicado a la vertiente más tecnológica, la exposición permite ver y conocer de cerca la función de muchos de los elementos que inciden directamente en la generación eléctrica, como los rotores, alternadores, motores monocilíndricos, transformadores, etc.  La evolución de la ingeniería hidráulica ha ido en paralelo con la historia del salto de Bolarque, así como de la compañía, por lo que se dedica una parte a mostrar las grandes decisiones y se revisan los principales hitos de la compañía desde hace más de un siglo. En este primer ámbito se presenta también la historia del lugar y su evolución tecnológica con la construcción tanto de la presa como de las centrales Bolarque II (reversible) y los Molinos.

Bolarque humano y social

En la segunda planta se presenta la vida de los trabajadores de la central, y sus familias que convirtieron el poblado de Bolarque en un pueblo dinámico y lleno de vitalidad. La empresa se encargó de crear unas condiciones de vida óptimas para una mano de obra de alta cualificación. Una escuela, un hotel, un economato, un cine, una piscina, instalaciones deportivas, todo ello construido para el trabajador, que junto con la posibilidad de tener una vivienda crearon un verdadero poblado entorno a la producción eléctrica.

En este espacio se relata también la relación, ya indisociable, de la sociedad y la energía, revisando muchos de los elementos que, gracias al uso de la energía, nos hacen la vida más sencilla y nos aportan confort y comodidad.

Un viaje al pasado energético

Museo Bolarque nos ofrece un viaje al pasado energético de nuestro país, y relata como su evolución ha convertido el complejo de Bolarque en un enclave a tener en cuenta por la importancia de la generación eléctrica, pero sobretodo como uno de los principales activos de la zona en conservación del patrimonio industrial.